Gabriella Micciche y Michele Sclafani, alumnos de LABASAD, nominados a los World Illustration Awards 2025
Dos alumnos del Máster Online en Ilustración Editorial y Publicitaria son reconocidos por uno de los certámenes más prestigiosos del sector.
La ilustración es una forma de pensar el mundo. Una herramienta crítica, narrativa y visual que transforma ideas en imágenes con poder de resonancia. Y cuando ese talento es reconocido internacionalmente, también lo son el esfuerzo, el crecimiento y el compromiso que hay detrás de cada trazo.
Por eso, en LABASAD celebramos con enorme orgullo la nominación de Gabriella Micciche y Michele Sclafani, alumnos del Máster Online en Ilustración Editorial y Publicitaria, a la longlist de los World Illustration Awards (WIA) 2025. Un logro que no solo destaca su trabajo individual, sino que los proyecta como voces propias y relevantes dentro del panorama de la ilustración contemporánea.
Organizados por la prestigiosa Association of Illustrators (AOI) en colaboración con el Directory of Illustration (Di), los World Illustration Awards son una de las distinciones más influyentes del sector. Su misión es clara: celebrar la creatividad y conectar a ilustradores con sus pares, con la industria internacional y con nuevas oportunidades profesionales.
La AOI lleva desde 1976 organizando competiciones juradas que reconocen la excelencia en la ilustración. En su formato actual, los WIA existen desde 2015 y cada edición es evaluada por un jurado independiente compuesto por 30 expertos del sector. El proceso culmina con una longlist de 500 proyectos, una shortlist de 200 y una selección final de ganadores y menciones honoríficas, tanto en la categoría New Talent como Professional.
Estar en la longlist implica formar parte de una selección global de proyectos que destacan por su impacto, originalidad y calidad técnica. Y, sobre todo, supone una visibilidad destacada ante agentes clave del mundo editorial y creativo.
La propuesta de Gabriella, titulada “The uncertain revolution against obesity”, nació como proyecto final del máster. Parte de un texto que reflexiona sobre la paradoja contemporánea en torno al consumo: vivimos en una sociedad que promueve el exceso mientras ofrece soluciones rápidas para los problemas que ese mismo sistema genera. “Quise usar ese contraste en mi ilustración, usando elementos como las pantallas y una paleta de solo dos colores, para crear una tensión visual que refuerce el mensaje”, explica.
Con una composición directa y depurada, Gabriella apostó por la síntesis como estrategia de claridad comunicativa. El mayor reto, asegura, fue mantener el equilibrio justo entre lo conceptual y lo visual:
“A veces nos dejamos llevar por el deseo de llenar cada espacio, pero en este caso el desafío fue mantenerlo simple y conciso, sin perder la capacidad de transmitir el mensaje”.
Su inclusión en la longlist de los WIA representa, para ella “una gran reafirmación de que mi trabajo va por buen camino. Para alguien que está comenzando en la ilustración, este tipo de validación es valiosa, no solo a nivel profesional sino también personal”.
Actualmente, Gabriella está finalizando su portafolio y trabajando en una historia ilustrada que espera publicar como fanzine o pequeña graphic novel. Desde Stuttgart, Alemania —donde reside— también participa activamente en un colectivo local de ilustradores que potencia la colaboración y la visibilidad en su entorno. Sus próximos pasos incluyen formar parte de la AOI, ampliar su red profesional y conectar con otros talentos seleccionados en la longlist.
La nominación de Michele llega por una ilustración editorial realizada para Quanta Magazine, centrada en los principios de la mecánica cuántica. Un tema abstracto que abordó desde la metáfora visual, explorando los reflejos como recurso narrativo. “Desde hace años fantaseo con los reflejos como escenarios donde la realidad puede desdoblarse y donde pueden pasar cosas extrañas. En el metro, por ejemplo, me encanta mirar a mi alrededor a través de los reflejos”, se sincera.
Su ilustración combina inspiración ferroviaria —en referencia a los clásicos problemas físicos sobre sistemas de referencia— con un tono onírico que invita a la contemplación y la exploración. Más que explicar, Michele quiso evocar.
“Intenté hablar de ciencia desde lo poético, sugerir sin explicar, crear una tensión narrativa dentro de una imagen estática. Encontrar ese equilibrio gráfico fue el mayor reto”.
Desarrolló el proyecto mientras participaba en una residencia artística en México, y compartió el proceso con colegas ilustradores cuyos trabajos admira profundamente. La experiencia, admite, fue también un desafío emocional.
El reconocimiento en los WIA le da impulso a una línea de trabajo que ha bautizado como ciencia ilustrada, una forma personal y sensible de traducir el lenguaje científico en propuestas visuales sugerentes. “Espero que este reconocimiento contribuya a difundir lo que llevo años investigando: una forma distinta de abordar la ilustración científica, que yo prefiero llamar ‘ciencia ilustrada’”, expresa.
Actualmente trabaja en su primer proyecto editorial personal, “una especie de glosario ilustrado de mecánica cuántica que pone lo humano en el centro de la narración. Es un proyecto en proceso que crece y cambia, y que me sirve como gimnasio de ilustración mientras sigo buscando nuevos encargos”.
Tanto Gabriella como Michele coinciden en señalar el papel clave que LABASAD ha tenido en su evolución como ilustradores profesionales.
Para Gabriella, la escuela fue sinónimo de acompañamiento, rigor y oportunidades reales:
“Gracias al máster también participé en otros concursos como los Premios LAUS. Aunque en ese caso no quedé seleccionada, la experiencia me ayudó a tener todo mi material listo, y eso fue clave para enviar al WIA”.
Michele destaca especialmente la preparación para el mundo profesional:
“LABASAD me dio la seguridad de saber cómo gestionar un encargo de forma profesional. Desde los primeros bocetos hasta la comunicación con el director de arte y la argumentación de las propuestas gráficas”.
Ambos comparten aprendizajes sinceros para quienes están cursando el máster o planean hacerlo. Gabriella destaca la importancia de la constancia, la paciencia y la práctica continua. Reconoce que los rechazos forman parte del proceso y anima a celebrarlos como antesala de nuevas oportunidades. Michele, por su parte, invita a vivir la ilustración como un espacio de investigación y juego, sin presiones ni prisas por lograr reconocimiento inmediato. Para él, lo esencial es tomarse el tiempo necesario para encontrar la propia voz y disfrutar del proceso creativo.
Los reconocimientos como los World Illustration Awards no solo validan el trabajo de quienes los reciben. También inspiran, visibilizan y generan conexiones que marcan un antes y un después en muchas trayectorias creativas.
Gabriella y Michele han demostrado talento, sensibilidad y una identidad visual propia. En LABASAD celebramos este logro con la certeza de que es solo el comienzo de un camino lleno de exploración y aportaciones valiosas al mundo de la ilustración.
El futuro de la ilustración se escribe con autenticidad, perseverancia y visión. Y Gabriella Micciche y Michele Sclafani, sin duda, ya forman parte de él.