La gestión del diseño
El talento creativo es la capacidad que tenemos para crear nuevas ideas o conceptos que habitualmente producen soluciones originales. Está vinculado a la aptitud o la inteligencia y es algo con lo que nacemos todos. Tan sólo hace falta asomarse por una escuela infantil para ver a todas las niñas y niños dibujar compulsivamente o […]
El talento creativo es la capacidad que tenemos para crear nuevas ideas o conceptos que habitualmente producen soluciones originales. Está vinculado a la aptitud o la inteligencia y es algo con lo que nacemos todos. Tan sólo hace falta asomarse por una escuela infantil para ver a todas las niñas y niños dibujar compulsivamente o desarrollando habilidades para la creación. De hecho, si no controlamos el potencial creativo que tienen los niños, son capaces de acabar pintando todas las paredes y techos del lugar en el que están. Pero con el paso de los años esa pulsión creativa se va diluyendo y muchos abandonan progresivamente la práctica mientras que sólo unos pocos seguimos explorando nuestros estímulos creativos hasta acabar convirtiéndolos en una práctica habitual en nuestras vidas.
Este entusiasmo por el pensamiento original hace que, en muchos casos, acabemos tomando la decisión de vivir de nuestro talento y lo convirtamos en una profesión por la cual percibir un salario que nos permita vivir dignamente. Al acceder a los estudios superiores nuestra prioridad es decidir qué rama del ámbito de la creatividad vamos a escoger. En el caso de las artes visuales y aplicadas lo normal es que estemos valorando si vamos a estudiar diseño gráfico, creatividad en comunicación o fotografía, entre otras. Pero nunca nos paramos a pensar en cómo vamos a gestionar esas habilidades en entornos laborales reales.
La gestión profesional de la creatividad es algo que no solemos ver en los itinerarios curriculares de las escuelas de diseño y creatividad y eso influye en el momento de dar nuestros primeros pasos como profesionales. Al carecer de una base en habilidades empresariales, intuitivamente buscamos desarrollar nuestra carrera prestando nuestros servicios profesionales a una empresa u organización, trabajando bajo el mandato de un empleador, quien además nos proporciona un salario fijo a cambio de nuestro tiempo y trabajo. Esto está muy bien y podemos labrarnos una exitosa carrera profesional y creativa trabajando dentro de un organigrama empresarial. Pero recordemos, una vez fuimos niños que queríamos pintar fuera de los límites de una hoja en blanco y muchas personas creen que desarrollar una carrera profesional independiente sin un contrato que les vincule a una empresa les puede dar esa libertad creativa que necesitan.
Aquellos que se atreven a dar el paso y convertirse en profesionales por cuenta propia muy pronto empiezan a entender el precio que hay que pagar por esa libertad. A parte de ser comunicadores capaces de crear nuevos conceptos y soluciones originales, tienen que aprender a compartir tiempo, recursos y esfuerzos con otro tipo de tareas no previstas indispensables para la viabilidad de su carrera profesional: búsqueda de clientes, gestión de costes y beneficios, presupuestos, facturas, proveedores, colaboradores, contrataciones, y muchas otras gestiones más, la lista es interminable. La falta de formación y conocimientos en gestión empresarial provoca que muchos profesionales freelance gestionen incorractamente sus carreras y tengan que convivir constantemente con la incertidumbre, ya que el sueldo mensual nunca está garantizado.
Pero la incertidumbre y el miedo, si también sabemos administrarlos, son oportunidades para el cambio y el crecimiento, un trampolín para llevar a la práctica nuestros sueños profesionales y vitales. Una correcta gestión de nuestro talento nos ayuda a navegar a través de los mares de dudas y nos permite tener la suficiente autonomía para decidir cómo queremos que sea nuestra carrera profesional, cómo queremos gestionar nuestro tiempo, cómo aplicar nuestra creatividad, con qué tipo de clientes queremos trabajar, en definitiva, saber que somos dueños de nuestro propio destino. Por eso es muy importante que durante nuestra formación y primeros años de carrera profesional no sólo centremos nuestros esfuerzos en adquirir habilidades creativas sino también destreza empresarial.
La Gestión del diseño es, en esencia, el conjunto de acciones estratégicas, tácticas y operativas que permitirán alcanzar los objetivos en tu idea de negocio como creativo, en la que el diseño es una actividad medular. Aplicarla correctamente, evaluarla con minuciosidad, gestionarla hábilmente e implementarla de manera inteligente, es la clave para el éxito y la prosperidad de quienes gestionamos nuestras propias vidas, nuestros propios proyectos, nuestra propia forma de entender el mundo y la creatividad. No dediquemos nuestro tiempo a satisfacer los sueños de otros, cumplamos nuestros propios sueños!